miércoles, 28 de diciembre de 2016

"Enséñales cómo pensar, no qué pensar"

Un maestro sufí tenía la costumbre de contar una parábola al terminar cada lección, pero los alumnos no siempre entendían el mensaje de la misma.

– Maestro – le dijo en tono desafiante uno de sus estudiantes un día -, siempre nos haces un cuento pero nunca nos explicas su significado más profundo.

– Pido perdón por haber realizado esas acciones – se disculpó el maestro-, permíteme que para reparar mi error, te brinde mi rico durazno.

– Gracias maestro.

– Sin embargo, quisiera agradecerte como mereces. ¿Me permites pelarte el durazno?

– Sí, muchas gracias – se sorprendió el alumno, halagado por el gentil ofrecimiento del maestro.

– ¿Te gustaría que, ya que tengo el cuchillo en la mano, te lo corte en trozos para que te sea más cómodo?

– Me encantaría, pero no quisiera abusar de su generosidad, maestro.

– No es un abuso si yo te lo ofrezco. Sólo deseo complacerte en todo lo que buenamente pueda. Permíteme que también te lo mastique antes de dártelo.

– ¡No maestro, no me gustaría que hicieras eso! – se quejó sorprendido y contrariado el discípulo.

El maestro hizo una pausa, sonrió y le dijo:

– Si yo les explicara el sentido de cada uno de los cuentos a mis alumnos, sería como darles a comer fruta masticada.


Desgraciadamente, son muchos los que piensan que es mejor dar las frutas perfectamente cortadas e incluso masticadas. De hecho, la sociedad y las escuelas están estructuradas de tal forma que se enfocan más en la transmisión de conocimientos y de verdades casi absolutas, que en enseñar al alumnado a pensar por su cuenta y sacar sus propias conclusiones.

No obstante, educar a un niño o una niña a creer a ciegas en supuestas verdades sin cuestionarlas y enseñar lo que deben pensar, implica arrebatarlos de una de sus capacidades más valiosas: la capacidad para la autodeterminación.

Aquí os dejo un artículo que he leído recientemente y que me gustaría compartir con vosotros (¡Además viene con un cortito de Pixar muy gracioso! ¡No os podéis negar!):





1 comentario:

  1. Bonito artículo, Mireia. Por supuesto, estoy de acuerdo con tu reflexión. Añadiría, además, que no hay nada más estimulante para el profesor/a que ver crecer a sus estudiantes mientras consiguen llegar a cotas inesperadas.
    Saludos,

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