lunes, 26 de diciembre de 2016

HISTORIA Y FEMINISMO. EL DERECHO AL RECONOCIMIENTO








La falacia androcéntrica, elaborada en todas las construcciones mentales de la civilización patriarcal no puede ser rectificada “añadiendo” simplemente a las mujeres

La primera cita pertenece a Gerda Lerner, historiadora y feminista. Lerner entendió la historia de las mujeres como una postura política, como un acto de conciencia. Hizo confluir su interés por la historia y su compromiso con el feminismo en un objetivo: academizar la historia de las mujeres, normalizando su enseñanza y su cultivo. Creyó que la consecución de ese objetivo implicaba un cambio radical en el modo en que el saber se construía, se legitimaba y se transmitía y con su tenacidad facilitó esa fundamental transformación. Fue su conciencia de hacer historia la que le hizo encadenar su trabajo con el de generaciones anteriores de mujeres, declarando que su proyecto fundacional se insertaba en una genealogía femenina. Una genealogía de historiadoras que se mantuvieron fuera o en los márgenes de las instituciones y desde esa posición extraacadémica hicieron significativas contribuciones a la disciplina.

Grito feminista y memoria histórica

La recuperación de la memoria del génesis de los movimientos que han cambiado el mundo es importante y, en ocasiones, imprescindible. La recuperación es un camino espinoso a recorrer, en el cual, siempre habrá diferentes voces de crítica y manipulación histórica.


La prolongada esclavitud de las mujeres es la página más negra de la historia de la humanidad

Elisabeth Cady Stanton, sufragista estadounidense

El feminismo y su historia aluden al activismo emancipador y liberador de la mujer que históricamente han ido adquiriendo diversas proyecciones. Igual que otros movimientos, ha generado pensamiento y acción, teoría y práctica propugna un cambio en las relaciones sociales que conduzca a la liberación de la mujer –y también del varón– a través de eliminar las jerarquías y desigualdades ente los sexos. También puede decirse que el feminismo es un sistema de ideas que, a partir del estudio y análisis de la condición de la mujer en todos los órdenes –familia, educación, política, trabajo, etc. (ver Estudios de género/perspectiva de género)–, pretende transformar las relaciones basadas en la asimetría y opresión sexual, mediante una acción movilizadora, poderosa y militante.

Desde su pluralidad de experiencias y desde la diversidad de las mujeres que lo componen, las mujeres poseemos una memoria colectiva que exige realizar una labor consciente de visibilidad, tanto de fortalecimiento de los centros de documentación y archivos de mujeres y del feminismo, de participación de los procesos de elaboración de la memoria histórica y de la propia difusión en las aulas. Dejar evidencia escrita y formar parte de la Historia constituye un privilegio en el que intervienen diversas instancias de poder como los gobiernos, grupos sociales influyentes o los propios historiadores/as. Por ello, trabajar en la elaboración de la memoria histórica requiere ganar presencia y autoridad en el terreno en el que se dirimen las significaciones, los sentidos y los símbolos como referentes públicos. Esta es una vía, no sólo de dar legitimidad a nuestra actividad en el pasado, sino de alcanzar mayor reconocimiento social y valor cultural en el presente.

El lenguaje, la palabra, es una forma más de poder, una de las muchas que nos ha estado prohibida
Victòria Sau

Una cuestión de reconocimiento por derecho

Se hace necesario reconocer el poder de la memoria colectiva cuando ésta logra convertirse en una fuerza social capaz de exigir la revisión del pasado desde planteamientos éticos. En términos de Walter Benjamin, la redención de las víctimas, conduce simultáneamente a la reparación de su abandono, tanto como a la constatación de que los juicios de la Historia no son definitivos ni inmutables. Solo una educación en competencias y valores, pueda alcanzar el consenso suficiente en las comunidades educativas para poder hablar de un mayoritario y eficaz “nuevo paradigma educativo”. El único modo además de conciliar en la teoría y práctica el papel activo de los alumnos, objeto de competencias, con el papel activo del profesor, sujeto principal de valores y contenidos.

Lo difícil no surge a la hora de enseñar la sucesión de acontecimientos sino estructurar un conocimiento científicamente válido de la realidad histórica. Es la propia historia, como disciplina científica, quien de acuerdo a su desarrollo y evidencias debe plantearse sus objetivos a nivel de enseñanza. La historia escolar ha sido sometida a un proceso reduccionista, particularizada al máximo y constituyendo un resultado de creación tipológica y arquetípica, ampliamente mitificada. Su enseñanza tiene que ser rescatada y colocada a la altura científica que la propia disciplina ha alcanzado. 

La Historia de las Mujeres es una actitud de memoria, pero también un pensamiento activo y dinámico que demanda que las mujeres seamos -por derecho- incluidas en cualquier tema que esté en discusión. Los centros educativos deben ser parada obligada para este tipo de cuestiones. Es imprescindible -para defender una historia contada desde la veracidad- difundir y visibilizar un proceso de empoderamiento que comienza desde el poder difundir una realidad relegada a un segundo plano por la historia oficial y que sea permitido el enseñar a nuestro alumnado que las mujeres han vivido y viven en una definición masculina, dominada por hombres, pero que ellas también han sido protagonistas clave de ese mundo, influyendo de manera poderosa en el acontecer humano.

Es imprescindible la difusión de esa Historia de las Mujeres desafiante que cuestiona los supuestos androcéntricos de la historia tradicional y la cual asume el papel de las mujeres en los sucesos históricos o su ausencia en ellos desde un consenso razonado y dialogante -no excluyente- del mundo creado que dejamos detrás de nosotros, aceptando que un lugar de/en la memoria sirve para poner de relieve lo que socialmente se valora.

Los diferentes artículos colocados a continuación ayudan a introducirse en la comprensión de los mecanismos de funcionamiento de la memoria de las mujeres y de qué manera puede la disciplina de historia influir sobre la memoria individual y contribuir a la transformación de la subjetividad, la perspectiva, cambio social y su consiguiente incidencia sobre la identidad de las mujeres relegadas de pertenecer a la historia oficial.

Enlaces

Gerda Lerner (1920-2013): La conciencia de hacer historia


Gerda Lerner: La creación del patriarcado


Ramos Palomo, Mª Dolores. De las mujeres y pensamiento feminista: una historia plural a debate. 


Susana Gamba: Feminismo, historia y corrientes

Miren Llona: Memoria histórica y feminismo

Marta Brancas:  La importancia de la memoria histórica feminista

Olivia Carballar: Un grito feminista de la memoria histórica ( interesante reflexión sobre "Partisanas")

El feminismo atraviesa la historia o cómo ha sido la lucha de las mujeres. Material didáctico BAC. Instituto Asturiano de la mujer 




1 comentario:

  1. Gracias Carme por tu entrada. La Historia de las Mujeres es una tendencia historiográfica al alza por todo lo que conlleva. Justa y necesaria para todos nosotros.
    Añado esta cita para su consulta, cuando desees:
    "Presencia y visibilidad de las mujeres: recuperando historia" coord. por Rosa María Capel Martínez

    Saludos


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