La
falacia androcéntrica, elaborada en todas las construcciones
mentales de la civilización patriarcal no puede ser rectificada
“añadiendo” simplemente a las mujeres
La
primera cita pertenece a
Gerda
Lerner,
historiadora y
feminista.
Lerner
entendió la historia de las mujeres como una postura política, como
un acto de conciencia. Hizo confluir su interés por la historia y su
compromiso con el feminismo en un objetivo: academizar la historia de
las mujeres, normalizando su enseñanza y su cultivo. Creyó
que la consecución de ese objetivo implicaba un cambio radical en el
modo en que el saber se construía, se legitimaba y se transmitía y
con su tenacidad facilitó esa fundamental transformación. Fue su
conciencia de hacer historia la que le hizo encadenar su trabajo con
el de generaciones anteriores de mujeres, declarando que su proyecto
fundacional se insertaba en una genealogía femenina. Una genealogía
de historiadoras que se mantuvieron fuera o en los márgenes de las instituciones y
desde esa posición extraacadémica hicieron significativas
contribuciones a la disciplina.
Grito
feminista y memoria histórica
La
recuperación de la memoria del génesis de los movimientos que
han cambiado el mundo es importante y, en ocasiones,
imprescindible. La recuperación es un camino espinoso a recorrer, en
el cual, siempre habrá diferentes voces de crítica y
manipulación histórica.
La
prolongada esclavitud de las mujeres es la página más negra de la
historia de la humanidad
Elisabeth
Cady Stanton, sufragista estadounidense
El feminismo y su historia aluden al activismo emancipador y liberador
de la mujer que históricamente han ido adquiriendo diversas
proyecciones. Igual que otros movimientos, ha generado pensamiento y
acción, teoría y práctica propugna un cambio en las relaciones
sociales que conduzca a la liberación de la mujer –y también del
varón– a través de eliminar las jerarquías y desigualdades ente
los sexos. También puede decirse que el feminismo es un sistema de
ideas que, a partir del estudio y análisis de la condición de la
mujer en todos los órdenes –familia, educación, política,
trabajo, etc. (ver Estudios de género/perspectiva de género)–,
pretende transformar las relaciones basadas en la asimetría y
opresión sexual, mediante una acción movilizadora, poderosa y militante.
Desde
su pluralidad de experiencias y desde la diversidad de las mujeres
que lo componen, las mujeres poseemos una memoria colectiva que exige realizar una
labor consciente de visibilidad, tanto de fortalecimiento de los
centros de documentación y archivos de mujeres y del feminismo, de
participación de los procesos de elaboración de la memoria
histórica y de la propia difusión en las aulas. Dejar evidencia
escrita y formar parte de la Historia constituye un privilegio en el
que intervienen diversas instancias de poder como los gobiernos,
grupos sociales influyentes o los propios historiadores/as. Por ello,
trabajar en la elaboración de la memoria histórica requiere ganar
presencia y autoridad en el terreno en el que se dirimen las
significaciones, los sentidos y los símbolos como referentes
públicos. Esta es una vía, no sólo de dar legitimidad a nuestra
actividad en el pasado, sino de alcanzar mayor reconocimiento social
y valor cultural en el presente.
El
lenguaje, la palabra, es una forma más de poder, una de las muchas
que nos ha estado prohibida
Victòria
Sau
Una
cuestión de reconocimiento por derecho
Se
hace necesario reconocer el poder de la memoria colectiva cuando ésta
logra convertirse en una fuerza social capaz de exigir la revisión
del pasado desde planteamientos éticos. En términos de Walter
Benjamin, la redención de las víctimas, conduce simultáneamente a
la reparación de su abandono, tanto como a la constatación de que
los juicios de la Historia no son definitivos ni inmutables. Solo una
educación en competencias y valores, pueda alcanzar el consenso
suficiente en las comunidades educativas para poder hablar de un
mayoritario y eficaz “nuevo paradigma educativo”. El único modo
además de conciliar en la teoría y práctica el papel activo de los
alumnos, objeto de competencias, con el papel activo del profesor,
sujeto principal de valores y contenidos.
Lo difícil no surge a la hora de enseñar la sucesión de acontecimientos sino estructurar un conocimiento científicamente válido de la realidad histórica. Es la propia historia, como disciplina científica, quien de acuerdo a su desarrollo y evidencias debe plantearse sus objetivos a nivel de enseñanza. La historia escolar ha sido sometida a un proceso reduccionista, particularizada al máximo y constituyendo un resultado de creación tipológica y arquetípica, ampliamente mitificada. Su enseñanza tiene que ser rescatada y colocada a la altura científica que la propia disciplina ha alcanzado.
La
Historia de las Mujeres es una actitud de memoria, pero también un
pensamiento activo y dinámico que demanda que las mujeres seamos -por
derecho- incluidas en cualquier tema que esté en discusión. Los
centros educativos deben ser parada obligada para este tipo de
cuestiones. Es imprescindible -para defender una historia contada
desde la veracidad- difundir y visibilizar un proceso de
empoderamiento que comienza desde el poder difundir una realidad
relegada a un segundo plano por la historia oficial y que sea
permitido el enseñar a nuestro alumnado que las mujeres han vivido y
viven en una definición masculina, dominada por hombres, pero que ellas
también han sido protagonistas clave de ese mundo, influyendo de
manera poderosa en el acontecer humano.
Es
imprescindible la difusión de esa Historia de las Mujeres desafiante que cuestiona los supuestos androcéntricos de la historia
tradicional y la cual asume el papel de las mujeres en los sucesos
históricos o su ausencia en ellos desde un consenso razonado y
dialogante -no excluyente- del mundo creado que dejamos detrás de
nosotros, aceptando que un
lugar de/en la memoria sirve para poner de relieve lo que socialmente
se valora.
Los
diferentes artículos colocados a continuación
ayudan a
introducirse en la
comprensión
de
los mecanismos de funcionamiento de la memoria de las mujeres y de
qué manera puede la disciplina de historia influir sobre la memoria
individual y contribuir a la transformación de la subjetividad, la
perspectiva, cambio social y su consiguiente incidencia sobre la
identidad de las mujeres relegadas de pertenecer a la historia
oficial.
Enlaces
Gerda Lerner (1920-2013): La conciencia de
hacer historia
Gerda Lerner: La creación del patriarcado
Ramos Palomo, Mª Dolores. De las mujeres y
pensamiento feminista: una historia
plural a debate.
Susana Gamba: Feminismo, historia y corrientes
Miren Llona: Memoria histórica y feminismo
Marta Brancas: La importancia de la memoria histórica feminista
Olivia Carballar: Un grito feminista de la memoria histórica ( interesante reflexión sobre "Partisanas")
El feminismo atraviesa la historia o cómo ha sido la lucha de las mujeres. Material didáctico BAC. Instituto Asturiano de la mujer
Gracias Carme por tu entrada. La Historia de las Mujeres es una tendencia historiográfica al alza por todo lo que conlleva. Justa y necesaria para todos nosotros.
ResponderEliminarAñado esta cita para su consulta, cuando desees:
"Presencia y visibilidad de las mujeres: recuperando historia" coord. por Rosa María Capel Martínez
Saludos